domingo, 25 de septiembre de 2011

Las malas rachas son como las tormentas de verano, solo sabes que han llegado cuando estás metida en ellas. 
Si seguimos con esta comparación podemos llegar a la conclusión de que en las malas rachas solo podemos defendernos, intentar sobrevivir y esperar con paciencia a que pase todo. 
Si es cierto que mientras nos llueve lo pasamos mal, debemos comprender que la constancia, la lucha y las ganas de que todo acabe bien son cosas que nos ayudarán a superar el trago.
No todo es negro cuando parece negro, hay muchas tonalidades de grises que nos negamos a observar por miedo a lo que puedan decirnos. Al igual que una tormenta no presagia el final del verano, una mala racha no es el final de un capítulo. 
afv

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