domingo, 6 de noviembre de 2011

Le quitó el plástico al libro y le llegó ese olor a nuevo, a tranquilidad. Acarició la portada como si de una flor se tratara. La habitación aun olía a ese café que se acababa de tomar y la mezcla de ambos olores era exquisita. Como no, empezó por el final. leyó la última frase del libro " ahora hay demasiado espacio en mí". Y empezó a leer. entró en ese otro mundo que se crea con cada libro. Cada historia se queda dentro de ti y cuando crees que ya la has olvidado, la recuerdas. Quizás sea solo una escena, un personaje o la trama pero aunque pase el tiempo hay un momento en el que algo hace que los recuerdos vengan a ti como si nunca se hubieran marchado. Los disfrutas y tal como vinieron se van, sin más.
Ella ya no era ella, era el protagonista, su mundo ya no era su mundo, era el del libro. Por eso no se percató de que había empezado a llover, de que los truenos se escuchaban por toda la casa y que los relámpagos iluminaban la habitación cada pocos minutos. En ese momento no echó en falta a nadie, no necesito nada, tenía todo lo que necesitaba y sin notarlo, había aprendido que a veces no hace falta nadie para ser feliz.
afv

1 comentario:

Born to be wild! dijo...

Preciosoo, realmente precioso :)
un besooo, cuidatee