domingo, 27 de mayo de 2012

Regresas a la realidad de golpe, aunque te niegas a abrir los ojos. Das vueltas en la cama, apenas te tapa la sábana, temperatura perfecta. El fresquito de la mañana entra por la ventana que anoche olvidaste cerrar. Es temprano, lo sabes. Sientes esa extraña objetividad que te invade a veces, ves las cosas más claras, más simples y menos dolorosas. Entonces empiezas a ponerte metas, construyes sueños sobre pilares de esperanza. Preciosa utopía mañanera. Te levantas, haces café, todos duermen, mejor, menos ruido. Te vas a la terraza, las vistas te siguen impresionando como la primera vez. El café quema lo justo, pequeños sorbos reconfortantes que te hacen sentir mejor. No tienes prisa, todavía queda tiempo para que empiece el día. Las golondrinas cantan, no hay tráfico que las calle. ¿Y ahora qué? Tienes ganas de comerte el mundo, no quieres darle ventaja, es una lucha que pretendes ganar. 
No sabes como lo harás, ni si te ayudarán, si estarás sola o cuántas veces te caerás mas no te importa pues se te da bien improvisar.
AFV

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